viernes, 29 de enero de 2010


Corro,corro sin un camino. No hay voces,no hay ruidos,nada a mi alrededor que me impida llegar a la meta. O por lo menos no lo capto,miro hacia adelante y nada me empuja hacia los costados. No voy a detenerme hasta llegar. Tengo sed,pero sé de donde beber. Ya nadie podrá engañarme,ya nadie podrá retenerme... mi corazón se acelerará,tendré poco aire,el sol quemará mi piel,pero nada me detendrá.

Te espero en la meta,llegarás más tarde porque corrés con los ojos vendados,pero te guiaré a lo lejos...

3 comentarios:

  1. Querida Magda! Tuve problemas con el otro blog, así que estoy con este.
    Respecto a lo que escribís, me gusta. El texto es genial, felicitaciones.
    Ahora seguiré mirando otro rato, que andaba un poco desactualizada de este mundo.

    Besos!

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  2. Pero aunque la meta no exista, aunque el final se posponga, aunque el límite sea traspasado o se desvanezca, habrá que seguir corriendo. Buscando donde saciar la sed, donde consolidar la libertad, donde sentir nuestro fluir. Y los ojos vendados impedirán que nos desviemos. Y si la caída es posible, no hay que temer, también lo es levantarse y continuar. Nada nos debe obligar a pensar en llegada a ninguna parte. Llegamos cuando partimos. Llegamos cuando continuamos. Llegamos cuando nos palpamos. Llegamos cuando nos sentimos.

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  3. Los ojos vendados nos harán los pasos más torpes,más ingenuos,más alejados de la realidad.
    Llegamos cuando nos miramos.

    Observar lo es todo. Es crecer,es enriquecerse. Todo nace de la observación.
    Desvirtué el tema...pero es otra cosa que se asienta en mi cabeza con frecuencia.

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