jueves, 18 de marzo de 2010


Se despertó de sobresalto,como si alguien hubiese sucumbido su placentero sueño. En sus ojos asomaban tímidamente unas pequeñas lágrimas que reflejaban la tristeza o emoción que habitaba en su interior. No tenía nada claro,en su cabeza había un pozo oscuro como la profundidad de esa noche.

A lo lejos percibía una melodía que le produjo una especie de escalofrío,intentó encender la luz,pero su intento fue fallido. Sus músculos estaban petrificados,la orden que les enviaba su cerebro,quedaba allí,no llegaba a ellos. La tenue luz de la Luna era la única que le reflejaba la imagen de que su cuerpo estaba allí,a pensar de que no lo sientiera.

El ritmo de su corazón comenzó a acelerarse,su respiración era cada vez más rápida. Miró hacia su biblioteca,sus libros era su única compañía en ese instante...

La melodía sonaba cada vez con mayor intensidad.



Pintura: Egon Schiele.

1 comentario:

  1. Y aquella compañía rebosante de letras permanecía espectante. Los libros deseaban que ella se aproximara, que acariciara sus lomos, que desplegaran la textura de sus hojas, que sus ojos se desbordaran con el esplendor del contenido. Los libros percibían el olor de su cuerpo y la sensibilidad de sus dedos. Un extraño y silencioso sobrecogimiento los envolvía cuando eran tomados por sus manos.

    Para ella, la relación se mostraba refleja. Combatía unas emociones abriéndose a otras.
    Si era la melodía acariciadora que llegaba hasta sus oídos o el agotamiento de un despertar afilado y lleno de agitación, el caso es que una actitud lasa y entregada se apoderó de ella. Tomó uno de los libros de un estante, lo abrió, leyó las primeras palabras, suspiró hondamente. Decía el libro: " Se despertó de sobresalto,como si alguien hubiese sucumbido su placentero sueño."

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