Me levanté casi enfurecida,detesto que las cosas no se den como las imagino en mi cabeza,no me gustan las sorpresas,todo debe darse tal como lo planifico,como lo deseo...
Sentí que su mirada se posó sobre mi,pero no podría asegurarlo. No dijo nada,aunque noté que tomó aire para exhalar algún sonido que se frustró en el camino.
La luz matutina enceguecía mis ojos cansados,pero no me importaba,todo parecía el escenario perfecto para calmar mi odio. La leve brisa,el silencio...como si todo se hubiera detenido para mi,sólo para mi.
A lo lejos oía la presencia de unos gorriones que protestaban,como si mis pensamientos se hubieran proyectado en ellos.
Salí al balcón para intentar verlos,su canto se detuvo,solo quedaba el reflejo del sol sobre las hojas de los árboles,y una persona corriendo en la plaza... puse un disco de Chopin y tomé mi cámara fotográfica. Hice algunos clicks sin pensar demasiado,solo dejé paso a la inspiración que se apoderaba de mi.
Casi de pronto,todo empezó a modificarse... mi corazón latía de prisa,pero ya no por ese odio contenido que no quería manifestar,sino por unas cosquillas que empezaban a brotar,una especie de felicidad,en ese momento,inexplicable.
Sentía que el sueño se quería apoderar de mi,fui a la cocina y tomé algo de café,no quería desaprovechar esa felicidad que sentía,no quería dormir ahora,no ahora...
Pintura: Camille Pissarro.