Un juego de ajedréz. Debía medir sus palabras como planeando la jugada perfecta. Cada palabra era una movida que la sepultaría hacia un final ganador o perpetuamente perdido.
No había chances,no quedaban opciones,una palabra demás y el odio se instalaría en él para siempre.
Su rival era una persona obsesivamente meticulosa,tajante,fría,desconfiada y ella debía luchar contra ello. Lentamente,en voz suave y calma,midiendo casi cada respiración.
Era una tortura,de esas que no se puede escapar,aunque quisiera,había algo que la tiraba hacia él.
Pintura: John Lavery.
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