lunes, 17 de mayo de 2010

Nuevamente su cabeza no la dejaba dormir,mejor dicho,sus pensamientos.
Su cuerpo se levantó de la cama casi sonámbulo,su cerebro ya no le pertenecía.
Sus manos fueron directo a tomar sus dos libros predilectos de poesías. Sus ojos miraban las palabras escritas de cada página,pero no las registraba,miraba sin ver.
-¿Cómo llegaste ayer?
No podía quitarse esa frase de sus pensamientos,la había leído por culpa del maldito destino. -Eso es,es el maldito destino que siempre me juega una mala pasada!.
No odiaba a nadie,ni a nada,pero a veces detestaba con todo el corazón a esas casualidades que llegan justo en el momento en que su mente estaba sana por fin.
Sabía que clase de persona era esa,por fin lo había descubierto,pero aún le dolía cada noticia que le confirmaba ello.
Tomó un cigarrillo -también odiaba eso,pero su mente no estaba en su lugar como para imperdírselo a su cuerpo- lo fumó casi sin ganas,jugó con el humo y casi de a poco su mente fue volviendo a su cuerpo... Con ella,volvía la melodía que había creado con su guitarra la mañana del domingo ( la mañana que más amaba,esa mañana en donde el silencio limpiaba su mente y su corazón,que revivía con el despertar de los gorriones que la visitaban en su balcón. Esa mañana que no se la perdía ni aunque su fin de semana hubiese sido agitado.) , muchas melodías que había creado se esfumaban,pero esa no...algún día descubrirá por qué.
Ese fue el último recuerdo de esa noche,luego despertó con su libro abierto en la página 176 y leyó:
-Podría tirar mi corazón
desde aquí, sobre un tejado:
mi corazón rodaría
sin ser visto.-

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